viernes, 3 de octubre de 2014

Capítulo 2: Primeras impresiones de Budapest

Ante todo siento que esta entrada haya tardado tanto en salir a la luz. He vivido unos días moviditos y lluviosos por Budapest que no me han dejado hacer todo lo que me hubiera gustado. Pero aquí vamos ya con el segundo capítulo, en el que prometí comentar algunas cositas sobre el transporte, los locales y la organización de la ciudad.


Cuando llegas a una nueva ciudad, más aún si es una capital del Este, tan diferente a lo que sueles conocer, las sorpresas están aseguradas. Mi caso, por supuesto, no es una excepción.

La organización de la ciudad:

Antes de llegar a Hungría he oído varias veces que Budapest en realidad son dos ciudades... bueno, es cierto que en su momento fue así, pero ahora sólo es una. Tradicionalmente se utilizan las palabras de Buda y Pest para hablar de los territorios que quedan a cada lado del Danubio. Buda se encuentra en la parte más occidental e históricamente fue un núcleo mucho más importante que Pest, situado en el lado oriental. Actualmente es la zona residencial (y más cara) de la ciudad con algunos puntos turísticos como la Ciudadela, el Parque Memento o el Castillo de Buda. Sin embargo, Pest ha crecido en mayor medida que Buda en los últimos tiempos y representa la parte cultural y cosmopolita de la ciudad. El 90% de los estudiantes Erasmus viven en la zona de Pest, ya que los principales locales y la vida estudiantil tienen lugar en este lado del río.

Los 23 distritos de Budapest con el VII en el centro
La capital se divide en 23 distritos (esto parece Los Juegos del Hambre) que han sido fruto de las diferentes anexiones y unificaciones de pequeñas ciudades y pueblos a lo largo de la historia. Comenzó con 10 distritos cuando las ciudades de Pest, Buda y Óbuda firmaron su unificación bajo el nombre de Budapest en 1873 (en la tercera entrada os cuento sobre todo esto, ¿ok?). En los años 30 se sumaron 4 nuevos distritos y en los 50 se alcanzó el número de 22 que perduró hasta hace 20 años, cuando el distrito XXIII vio la luz. Los distritos situados en el centro de Budapest son los más turísticos y concurridos, a la vez que alojan a un mayor número de personas. Mi casa está en el distrito VII, así que, no me puedo quejar.


El transporte:

Para viajar entre los diferentes distritos de la ciudad existe una vasta red de transportes de toda clase que bien haríamos todos los murcianos en envidiar (y además, es barata).

El metro cuenta con 4 líneas (la última estrenada este mismo año y que me muero de ganas de probar) rápidas y eficientes con una espera nunca superior a 4 minutos, excepto por la noche que ya el tema se relaja un poquito. Lo uso cada mañana para ir a la estación de Keleti donde cojo el tren a Gödöllö, donde está mi universidad.

Una de las nuevas aradas de la línea 4 de metro estrenada este mismo año

El tranvía también es una elección segura si quieres moverte rápido por la ciudad. Aunque hay un montón de líneas suplementarias al metro que circulan paralelas al río o comunican las estaciones de trenes o autobuses, puede que las líneas 4 y 6 sean las más importantes. Dichas líneas rodean los distritos centrales y cruzan el Danubio por el Puente de Margarita y el Puente de la Libertad. Los locales las utilizan mucho para ir a la Isla Margarita a hacer ejercicio o relajarse, cruzar al lado de Buda o ir a los distritos con más marcha nocturna. Las principales líneas funcionan toda la noche o son sustituidas por autobuses que circulan por encima de los raíles como si fueses los propios tranvías.

Otra de las cosas que me han llamado mucho la atención son los trolebús, ya que no estoy nada acostumbrado a verlos circular y en cualquier momento pienso que van a dejar los cables para ser libres.

El aspecto de la ciudad:

Budapest mezcla la bulliciosidad característica de una ciudad que alberga a cerca de 2 millones de personas con zonas de recreo con una tranquilidad y paz absolutas. Los locales más recónditos y desconocidos con los clubs y los pubs que no te puedes perder cada noche pero, sobre todo, es capaz de integrar perfectamente de forma armónica los aspectos de una urbe del s. XXI con los de una historia reciente y patente en cada rincón.

El Hotel Boscolo, un ejemplo de arquitectura modernista
Sales a la calle a pasear por las grandes avenidas (¡ni un papel en el suelo!) y te das cuenta de que todos los edificios son iguales, pero a la vez con un toque distintivo: entre 3 y 4 plantas, con bajos comerciales y tremendamente ornamentados. Es normal aquí encontrarte con edificios que presentan una cúpula, una torrecita, esculturas en la parte superior o simplemente unas cenefas alrededor de todas las ventanas que, por cierto, ¡son enormes! Me sorprende enormemente que sea un patrón generalizado, es decir, que parece que la ciudad se ha construido atendiendo a unas reglas y que la mayoría de edificios han conservado y preservado esa arquitectura que provoca esta sorpresa a sus visitantes. Budapest es, en esencia, una urbe modernista.

Los locales y restaurantes:

Llega mi parte favorita, aunque no hablaré de comida (no en esta entrada). Tal vez me equivoque, pero creo que Budapest podría batir el récord de puestos, locales, restaurantes o lugares donde se vende comida de cualquier tipo por metro cuadrado. Es increíble la cantidad de ellos que hay, lo que a veces hace de tus paseos por la ciudad una tortura, ya que vas añadiéndolos a una lista interminable de lugares que te gustaría probar. Abundan los kebabs y los puestos de dulces típicos, a los que los húngaros tienen devoción. Este tipo de establecimientos son muy visitados por los locales para matar el gusanillo debido a sus bajos precios y al empachón que luego te producen. Para beber un poco de cerveza húngara (Arany ászok) o un tradicional chupito de brandy Pálinka, existen muchos lugares diminutos repartidos por toda la ciudad, más atentos a una pequeña y fiel clientela que a hacer una gran caja todas las semanas. Suelen tener una entrada semienterrada en la calle que te conduce por unas escaleras a salones subterráneos (por el tema del frío y tal) donde corren las risas y el alcohol. También son muy famosos los llamados "ruinpubs", que son edificios parcialmente restaurados y muy molones a los que se acude a tomarse algo o bailar y a los que me gustaría dedicar una entrada porque, la verdad, dan bastante de qué hablar (y no cuento nada más). Espero que os haya gustado este segundo capítulo y estéis deseando leer el tercero que, por cierto, está ya listo.


El Yellow Zebra es uno de estos locales bajo tierra donde,
 si alquilas una bici, ¡tienes una cerveza gratis!

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